¿Qué tan importante es escuchar al cuerpo cuando emite señales de alarma, a las que la mayoría de las veces, no prestamos la debida atención?
Claudia es una profesional de 38, madre de dos hermosos hijos; quien desde los 16 años ayudo a su padre con la crianza de sus 3 hermanos menores. Hoy, como muchas madres, y buscando alternativas de progreso, se dedica a dirigir su pequeña empresa, además de la dedicada atención a su hogar.
Todo estaba bien para Claudia, hasta que empezó a sentirse con angustia, nerviosa, preocupada, falta de ánimo, y ciertos dolores en las articulaciones; y no sabía explicarse porque. El médico le diagnosticó estrés y le recomendó analgésicos, ansiolíticos y que tomara las cosas con calma. “Pero como se hace eso doctor?” le pregunto. Y fue así, como Claudia llego a mi consultorio.
Cuando nos sentimos deprimidos y angustiados sin motivo aparente, es probable que se deba a un estado de desbalance químico cerebral, conocido como “sobre estrés”. Esto hace que sintamos falta de energía, depresión, angustia, dolores de espalda, cabeza, cuello y hombros, o hasta un constante malestar difícil de explicar; aunados a las tensiones de la vida moderna y la contaminación de nuestro medio ambiente, que sabotean nuestra armonía emocional y física.
¿Pero de qué hablamos?… es importante saber que existen diferentes tipos de estrés:
Estrés Ambiental: cuando nos afectan las luces fuertes, maquinaria ruidosa, el ruido de los teléfonos, música a todo volumen.
Estrés Químico: causado por el tipo de comida (chatarra), gaseosas, licor, automedicación (analgésicos, antibióticos, etc.), contaminación.
Estrés Físico: dolores inexplicables por sobre ejercitar nuestro cuerpo, enfermedades, accidentes.
Estrés Mental: si nos sentimos excesivamente agobiados al rendir exámenes, trabajo de muchas horas, crianza de los hijos, cumplimiento de metas, desempleo, problemas financieros.
Estrés Emocional: ocasionado por relaciones problemáticas, culpas, sufrimientos, sentimos imposibilidad de amar o sentirse amado, perdidas (fallecimiento)
Actualmente contamos con una serie de alternativas para tratar el estrés, pero no hay nada mejor que nos acerque a la naturaleza que la Aromaterapia. Este es un tratamiento holístico (relativo al ser), por lo tanto, un camino ideal.
Cuando hablamos de un tratamiento holístico, nos referimos a que cada síntoma es tratado en el contexto de la persona como una totalidad: físico, mental emocional y espiritual. Se dice que nuestro cuerpo llora lo que el alma calla. Es a través de nuestro cuerpo que expresamos los desequilibrios internos.
Uno de los métodos de aplicación de Aromaterapia es a través del sistema olfativo. Las moléculas aromáticas ingresan a nuestro organismo por el olfato y llegan directamente al sistema límbico, ubicado en la base del cerebro y responsable del control de nuestras emociones. Este sistema está directamente relacionado con la memoria, respiración, circulación sanguínea y las glándulas endocrinas (regulador hormonal).
Otra ventaja de la Aromaterapia es que actúa como purificador, al ser aplicada sobre la piel mediante masajes, ayudamos a la desintoxicación, ya que actúa directamente sobre las terminaciones nerviosas, ingresando rápidamente a nuestro torrente sanguineo. Podemos además estimular el sistema inmunológico, relajación y aliviar los dolores musculares. Y, lo mejor de la Aromaterapia, es que la puedes aplicar en tu vida diaria. Cada aceite esencial produce distintos beneficios:
Manzanilla: Relaja y calma, combate la depresión, insomnio, ansiedad, tensión e irritabilidad.
Lavanda: Suaviza el carácter y ayuda a eliminar el nerviosismo, el estrés cotidiano.
Naranja: Equilibra las emociones, al mismo tiempo relaja y estimula.
Salvia: Equilibrador emocional, alivia la depresión, la melancolía, el estado de pánico, la ansiedad, la tensión nerviosa y el insomnio crónico.
Ciprés: Aumenta la energía psico emocional después de una crisis, mejora la concentración, tranquiliza la ira. Suministra apoyo durante transiciones importantes, como el cambio de profesión, cambio de amistades, divorcio, pérdida de un ser querido o cambio de lugar de residencia, ofreciendo consuelo, fortaleza.
Desde un enfoque Aromaterapéutico, Claudia fue tratada con aceites esenciales de Ciprés, Salvia, Limon y Jengibre, los cuales la ayudaron a sentirse relajada, confiada y con energía nuevamente. Y, durante las consultas, descubrió la causa de sus tensiones y aprendió a enfocarse en el presente. Hoy disfruta de su familia, su trabajo y una vida en armonía.