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Autosuficiencia, un regalo perfecto para ti esta Navidad
Muy lejos del sentido soberbio en que se suele entender esta palabra, la autosuficiencia es la capacidad que tiene el ser humano para bastarse a sí mismo, para encontrar dentro de sí mismo lo suficiente para ser feliz. Aplicada al aspecto espiritual, resulta de gran ayuda para llevar una vida plena.
El sacerdote jesuita y psicoterapeuta Anthony de Mello, en su programa “Redescubriendo la Vida”, que ofreció para la universidad de Fordham en Nueva York, nos muestra dos hermosos ejemplos sobre lo que la autosuficiencia puede hacer con nuestras vidas cuando decidimos integrarla a nuestro ser.
En primer lugar, cuenta su experiencia al conocer a un hombre llamado Ramchandra que vivía en una situación de extrema pobreza en Calcuta y trabajaba como “Rickshaw”, que es literalmente un caballo humano, el cual transporta a pie a la gente en cortas distancias, tirando de una especie de triciclo desde sus espaldas, por la dureza de este trabajo y las precarias condiciones de salud de estas personas, no viven más de 12 años a partir del momento en que empiezan a trabajar como “Rickshaw”, y de hecho, algunos hasta venden sus esqueletos en vida por $10.00, como era el caso de Ramchandra. Todo lo que tenía era sus hijos, esposa, una TV y una enfermedad que le anunciaba que quizá pronto le llegaría el momento de partir. Sin embargo, pese a toda la miseria en la que estaba inmerso este hombre, nada parecía alterarlo, cuenta el padre Anthony que en aquel hombre no vio ni una pizca de perturbación; ni su enfermedad, ni su miseria, ni el hambre, ni nada, no había absolutamente nada que pareciera molestarlo.
El padre Anthony al percatarse de esta singular actitud de Ramchandra y lleno de curiosidad decidió preguntarle: ¿Acaso no te sientes perturbado?, a lo que Ramchandra respondió: ¿por qué? Pues por tu futuro, el de tus hijos – respondió el padre. Bueno, hago lo mejor que puedo, pero el resto está en las manos de Dios- dijo Ramchandra. ¿Y qué hay de tu enfermedad? ¿Te produce sufrimientos? – volvió a preguntarle el padre. Sí, un poco, pero tenemos que tomar la vida como viene – respondió Ramchandra.
“Al conversar con este hombre, me di cuenta de que estaba ante la presencia de un místico, ante la presencia de la vida, él estaba ahí, vivo y era yo quien estaba muerto” nos dice el padre De Mello, estaba ante una persona que ante todo lo que pueda acontecer en su vida, no se deja perturbar por nada, solo lo acepta y lo vive, solo vive, una persona que antepone su ser, a todo lo demás.
El segundo ejemplo es sobre la experiencia que uno de sus colegas le comenta: un hombre que padecía de Sida estaba en su lecho de muerte, le habían dado 6 meses de vida y a partir de ese momento, había vivido los 6 meses más felices de su vida, decidió abandonar toda preocupación, presión, ansiedad, tensión, incluso la esperanza, no dejó que nada le perturbe, dejó de desesperarse y finalmente fue feliz , incluso cayó en la cuenta de que en realidad antes de eso, nunca había experimentado la felicidad, había redescubierto la vida, entendió de qué se trata vivir: tomar la vida tal como es , encontrar felicidad en el preciso momento y lugar en que te encuentras ahora mismo, sin pretensiones perturbadoras de querer cambiar nada , entender que no tenemos el control de todo y que las cosas no siempre resultan como nos gustan, como quisiéramos que sean, pero que incluso siendo tal cual son, podemos ser felices.
Y para terminar de dejar clara la idea, cita el capítulo 4, verso 4 de la carta a los Filipenses:
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”
Y los versos del 11 al 13:
“Cualquiera que sea la situación en la que me encuentre he aprendido a ser autosuficiente, tengo experiencias en ser llevado a un nivel más bajo, y he sabido lo que significa estar en la abundancia, he aprendido a hacer frente a cualquier circunstancia: como comer bien o tener hambre, como estar bien provisto o arreglarme sin estarlo.”
¿Estamos en la capacidad de disfrutar la vida ante cualquiera que sea nuestra circunstancia? ¿podemos aceptar la idea de que nada es permanente y que no podemos tener el control de todo y aun así estar en paz? ¿por qué personas como las de aquellos ejemplos sí pueden? ¿qué hace falta para que podamos hacerlo? ¿queremos hacerlo?
Quizá si intentamos dar respuesta a estas preguntas y a cuantas más se nos ocurran acerca de este tema podemos encontrar que tenemos un gran regalo que hacernos a nosotros mismos esta navidad, o en cuanto nos sintamos listos, es un regalo que no agota existencias y para conseguirlo no tenemos que ir muy lejos.
Que la paz inunde los corazones de toda la humanidad esta noche buena y todos los días de nuestra existencia.
Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!