Desde el punto de vista de la afectividad, el ser humano tiende a crear vínculos interpersonales que son especiales como muestra el ejemplo del amor de pareja, de la amistad y también, de la familia.
Necesidad de apegarse a alguien o algo que nos transmite sentimientos
El ser humano puede sentir un apego especial hacia este tipo de vínculos que aportan una seguridad vital. Pero el apego también puede tener que ver con lo material, así lo muestra por ejemplo el caso de una persona avara que tiene un apego excesivo, al punto de la obsesión, hacia sus bienes materiales.
En ese caso, el apego produce sufrimiento porque en la medida en que una persona pone su valor personal en un bien externo que no puede controlar al cien por cien, le hace sentir vulnerable. Las personas pueden sentir apego hacia algo sin que ese algo merezca la pena en realidad. Así ocurre cuando distorsionamos el orden de prioridades de una vida feliz y convertimos algo que es totalmente secundario en un bien prioritario.
Aprender a desapegarse da lugar al crecimiento y a la felicidad
Una de las claves de la felicidad es el desapego. El desapego no significa no implicarte en la realidad o ser una persona fría y calculadora. El desapego vinculado con lo material es la capacidad de marcar distancia respecto de los objetos, tomando conciencia de que todo lo material es transitorio y temporal. A través de la ley del desapego que una persona puede entrenar mediante la meditación, una persona puede descubrir que para ser feliz no necesita poseer un montón de bienes materiales.
La dependencia limita las verdaderas posibilidades de la persona
Una persona que ha logrado alcanzar el hábito del desapego es más libre a nivel interior porque al no sufrir por el miedo a perder algo determinado, no experimenta este tipo de contradicción interior. El apego excesivo nos lleva a proyectar situaciones de presente en el futuro, sin embargo, a través del desapego una persona aprende a fluir al compás de la vida viviendo en un constante presente. El desapego no significa restar valor a los bienes materiales sino no absolutizar estos bienes por encima de otras realidades que son más importantes. Lo cierto es que los bienes materiales no pueden llenar los vacíos internos.
Una persona siente apego hacia un bien material cuando considera que sin ese bien no puede sentirse plenamente realizada. Este es un ejemplo de cómo una persona puede llegar a ser esclava de la realidad misma en lugar de ser dueña de sus deseos.
Fuente: Definicionabc.com
