¿Cómo empezó todo?

Por casi 20 años estuve trabajando en el sector empresarial. Un camino que me llenó de responsabilidades, éxitos, aprendizajes y también satisfacciones personales y profesionales.  En ese momento no me podía imaginar haciendo algo diferente. La empresa era mi segundo hogar, donde el activo más importante y de mayor valor era el personal (no los productos) mi objetivo principal era la transcendencia: lograr que no solo los empleados se sintieran motivados de trabajar ahí, sino la familia se sintiera orgullosa de que su familiar trabaje en esta empresa: “Mi esposo, esposa, mi mamá o mi papá trabaja en esa empresa”. Ese era mi objetivo.

Un día, ocurrió un hecho en la empresa que me hizo reflexionar.   Una trabajadora esparció en la oficina un spray aromatizador. Este aroma genero un cambio inmediato en mi estado de ánimo.  Con desconocimiento busque alguna alternativa natural para aromatizar mi oficina.  Esto despertó mi curiosidad sobre la Aromaterapia, aunque sin saberlo, los aromas siempre estuvieron sutilmente presentes en mi vida.  Hoy me doy cuenta que en aquel momento se manifestaron en mí, muchas emociones que no supe gestionar.  Pensamientos que afectan el bienestar y nuestra paz interior, ocupando un tiempo valioso e irrecuperable.

Empecé poco a poco a investigar, a tomar cursos presenciales y virtuales, con la intención de elegir los aromas que mejor conectaran conmigo y así empecé a adquirir mis primeros aceites esenciales.

Descubrí todo un mundo en los aceites esenciales el método de extracción, sus propiedades terapéuticas, como combinarlos entre sí, y sobre todo, el saber que estaba ante un producto 100% natural.

Sin embargo, el estrés en mi vida seguía incrementándose por diversos motivos, hasta que una madrugada me desperté con un fuerte dolor en todo el cuerpo. Fui al médico, y tras numerosos chequeos me diagnosticaron fibromialgia. El doctor me dijo que iba a tener que tomar pastillas entre analgésicos y desinflamantes, que iba a tener que aprender a vivir con el dolor, con esta enfermedad que supuestamente no tiene cura.

Decidí no aceptar aquello como realidad e investigué mucho sobre Fibromialgia, que hasta ese entonces me era ajena, y cómo los aceites esenciales me podrían ayudar y probé distintas sinergias (combinaciones de dos o más aceites) aplicadas con masajes.

Después de un mes, logré reducir ese dolor casi sin hacer uso de las pastillas recetadas. En cambio, usé la meditación, lo que sabía de los aceites y del autoconocimiento tanto físico como mental, para aprender de todo aquello que pudiera generar una reacción física que se manifestó a través del dolor.

Descubrí que las soluciones naturales podían tener un efecto, incluso mayor, que un tratamiento convencional. Empecé a dedicar cada vez más tiempo a aprender sobre estas soluciones naturales, y poco a poco fui llegando a una situación en la que tenía que decidir si regresar a la vida profesional que tenía, o dedicarme a aprender y difundir este conocimiento que en mí significó una mejora con la fibromialgia, mi bienestar emocional y mi felicidad diaria.

Renuncié a mi empresa y poco a poco, fui dándome el tiempo para crear y compartir distintas cremas, sinergias y productos. A la vez, mucha gente que ya me asociaba con estas soluciones naturales, de momento la Aromaterapia, me empezaron a pedir ayuda con problemas personales. Hasta este momento compartía mi enfoque y mi experiencia personal y laboral.

Quizás fue la dedicación personal y mi pasión por los aceites esenciales lo que hizo que vaya creciendo el número de pedidos de aceites y soluciones. Esta dedicación y pasión me llevaron a buscar nuevas herramientas que me permitieran entender más a aquellas personas que venían en busca de una solución.  Y llegaron a mí el Reiki, el Coaching y las Flores de Bach.

Así, fue. Poco a poco se fue creando un espacio, una marca, y los primeros envasados. Así nace Ekala.

¿Qué significa Ekala?

Ekala es Erika, dicho de la forma en cómo lo pronunciaba de pequeña, cuando aún estaba aprendiendo a hablar. Ekala soy yo, representa esa forma de llamarme, en un momento cuando la atención desinteresada era la respuesta instintiva que surgía en mí para responder. Hoy, Ekala significa ese espacio y esa oportunidad para poder compartir todo lo que sé, todo lo que puedo conocer y todo lo que decido aprender.  Todo esto que de nada me sirve si no lo puedo compartir o enseñar. Pienso que el conocimiento es prestado por el universo y debe devolverse, no guardarse.

Hoy, Ekala es ese espacio para compartir, donde puedes encontrarme para juntos superar distintas situaciones o simplemente descubrir y reforzar tus puntos positivos. Donde los aceites esenciales serán nuestros confidentes, el coaching nuestra guía, sin límite del uso de otras terapias o herramientas que sean necesarias para alcanzar tu bienestar.

 ¿Y qué hay sobre el tiempo para conseguirlo? En este proceso hay situaciones que son rápidas y otras toman tiempo. Como una orquídea que me regaló una persona muy especial. Esta flor florece una vez al año y lo hace de una manera muy lenta. Por meses estuve observando el crecimiento de sus botones y de pronto el primer botón se convirtió en flor.  Un mes después todos los botones terminaron de florecer.  Las flores duran varias semanas, y se mantienen hermosas desde el primer día.  Las orquídeas me enseñaron la importancia de la paciencia, de brindar el tiempo y espacio necesario con cuidado y amor.  Así, su florecimiento será mejor y durarán mucho más.

Bienvenidos al centro Ekala.