¿En realidad es bueno ser optimista? Esto dice la ciencia.

Tener una mente positiva es un elemento fundamental para que nuestro corazón se encuentre saludable, sostuvo un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology publicado hace unos días. Esta investigación es un estudio de otros estudios, conocido como “review paper” y nos da a entender que la variable del optimismo no es exclusividad del discurso de los libros de autoayuda ni de los manuales de cómo ser exitoso en los negocios. La ciencia aplicada al bienestar personal también lo avala. Algunos casos  En 2016, científicos de la Universidad de Harvard revelaron que el optimismo en mujeres adultas podría haber tenido un efecto protector en ellas, reduciendo el riesgo de muertes por cáncer, problemas en el corazón, derrames o infecciones. Los optimistas también resultaron ser menos fumadores y más deportistas. En cuanto a la dieta, los optimistas comen más frutas y vegetales en lugar de carne procesada y dulces, por ello, su índice de masa corporal es casi siempre saludable. Así también, otra investigación demostró que las madres más optimistas antes de dar a luz fueron menos proclives a experimentar depresión postparto. ¿Es el optimismo la medicina de todos tus males?  No, pero si bien no lo soluciona, puede ayudar mucho a afrontar mejor nuestros problemas. El optimismo en la biología  ¿El optimismo puede tener una huella en el organismo humano?  Para el investigador y biólogo molecular John Medina, la respuesta es afirmativa. El autor del libro Brain Rules for Aging Well argumenta que el poder del optimismo es tal que puede incrementar la esperanza de vida en casi 8 años. Medina sostiene que el optimismo estimula la producción de dopamina, un neurotransmisor tan potente que, además de hacerte feliz, te motiva y hasta te anima a tomar riesgos al invertir. Todo lo contrario, ocurre con la depresión clínica, pues se elevan los niveles de Cortisol, la hormona del stress. Ella tiene la misión de atacar al linfocito T-CD4, un glóbulo blanco encargado de las defensas del organismo, lo que lo vuelve a su vez más vulnerable a infecciones, cáncer o problemas cardiovasculares. El pesimismo y la depresión, por consiguiente, pueden volverte más propenso a morir; ser optimista, por otro lado, te fortalece y aleja de una serie de males. Psicología optimista  La psicología entiende el optimismo como algo relacionado a la forma en que la gente ve el futuro. Quienes son optimistas, esperan que pasen cosas buenas en sus vidas. Aunque esto no significa rehuir a los aprietos, sino desarrollar la capacidad de responder mejor a ellos (Hopper, 2017). El optimismo puede no ser recomendable para todos, por supuesto, y algunos expertos indican que el pesimismo defensivo puede ser beneficioso si este te pone a trabajar en estrategias para lidiar con escenarios indeseados en una entrevista de trabajo. Por ejemplo, una enfermedad grave tampoco puede ser llevada con un optimismo a la ligera; el concepto mal entendido podría llevar al paciente a relajarse en el tratamiento. Por otro lado, tampoco se aconseja ser excesivamente optimista, un problema que no ayuda en absoluto a manejar la ansiedad y acaba degenerando en un fenómeno que algunos llaman la paradoja de Stockdale. Para empezar a ver el vaso medio lleno, por fortuna, no hay que descubrir la pólvora –algunos psicólogos ya llevan años trabajando en formas que ayuden a las personas elevar la variable. Una de ellas es la terapia cognitiva, como una forma de cambiar los pensamientos negativos. Establecer metas más realistas y menos inalcanzables podría mejorar tu percepción de la vida. (Fuente: N+1)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *